Caso práctico I: Educación Primaria
Adrián es un niño tímido y con
faltas de habilidades para relacionarse con sus compañeros, al inicio del curso
los padres le escolarizan en sexto de Educación Primaria en un nuevo colegio a
causa de un cambio de ubicación del negocio familiar. Esta situación incide en
el carácter del niño que pierde la relación con su pequeño grupo de amigos del
anterior colegio. En enero, los padres de Adrián se reúnen con la tutora de su
hijo y le comunican que el niño se encuentra triste desde que volvió de
vacaciones de Navidad, que por las mañanas tarde en vestirse y hace lo posible
por retrasar su salida al colegio. Asimismo, comentan que esta situación
comenzó durante las vacaciones de Navidad. Un día que Adrián estaba jugando con
un helicóptero dirigido con Félix, un compañero del colegio que vive en la mima
plaza, le pidió el mando, Adrián se lo dejó y Félix comenzó a manejar
bruscamente el juguete hasta que terminó rompiéndose la hélice en la rama de un
árbol. Adrián protestó y se quejó, pero Félix le dijo que había sido un
accidente aéreo y que al ser Adrián el piloto, él era la víctima y ya no podía
ir al colegio porque había muerto al estrellarse. En la entrevista, la tutora
manifiesta a los padres que no encuentra en clase ningún comportamiento fuera
de lo normal y que Adrián, al que considera tímido, está como siempre. También
les comenta que aunque no ve que Adrián y Félix jueguen juntos, que no se
preocupen, que no todos los niños participan en los mismos grupos de juegos y que
el estado de ánimo de Adrián seguramente será porque tiene que entregar un
trabajo y va con retraso. La semana siguiente, Adrián tiene que ser atendido en
el colegio porque recibe un golpe en el ojo con un balón cuando estaba mirando
cómo sus compañeros de clase jugaban un partido de fútbol. El golpe es
considerable y Adrián cuenta entre sollozos que Félix le ha lanzado el balón a
la cara cuanto estaba cerca. El jefe de estudios le comenta a Adrián que no se
queje, que lo que tenía que hacer es jugar al fútbol con sus compañeros y no
quedarse mirando detrás de la portería, que si se ponía en ese lugar lo lógico
es que recibiera un balonazo cuando intentaban meter gol. Ese mismo día, a la
salida del colegio, Félix se cruza con Adrián y se lleva la mano al ojo
mientras se ríe. Luego Gonzalo, amigo de de Félix, da un golpe con la mano en
el cuello a Adrián mientras le dice “cuidado con tu pelota” y Ana, amiga de
Gonzalo, se burla de Adrián haciendo ver que llora. Al llegar a casa, Adrián
cuenta el incidente a sus padres quienes al día siguiente van al colegio y se
entrevistan con el jefe de estudios. En la conversación, éste no da ninguna importancia
a lo sucedido y le dice que en los juegos suceden estas cosas y que las burlas son
cosas de niños, que a esa edad lo hacen sin milicia y forjan el carácter. Los
padres le recuerdan que Adrián no estaba jugando que, de hecho, nunca juega
porque no le seleccionan para los equipos que los compañeros forman en los
recreos, a lo que el jefe de estudios contesta que lo que tiene que hacer
Adrián es hacerse amigos en el colegio e integrarse. Además, les comenta que
ellos como padres tienen que fomentar que su hijo se relacione con sus
compañeros tanto dentro como fuera del centro. Tras la entrevista con los
padres, el jefe de estudios le comenta a la tutora que haga algo para que los
padres de Adrián dejen de protestar, que ya han ido dos veces en poco tiempo y
que vigile lo que pasa con él. Al día siguiente, la tutora les dice a todos los
alumnos que los padres de Adrián se han quejado de que no juega al fútbol, así
que siempre que haya fútbol Adrián formará parte de un equipo, que le traten
bien porque ella va a vigilar que sea así y les recuerda que en los equipos
tienen que haber chicos y chicas. El lunes siguiente durante el recreo, Adrián
juega en uno de los equipos. Cuando comienza el partido, Gonzalo le dice “ponte
ahí que tu puesto es el de medio estorbo”. Al poco tiempo, Adrián deja de jugar
cuando Irene le pone una zancadilla sin que llevara el balón. Al caerse sufre
un golpe en la rodilla y se queja de dolor que, al mismo tiempo, sangra un
poco. Algunos alumnos que estaban jugando se ríen y Félix le dice “habrá que
sustituirte por inútil”. Otros alumnos cuando Adrián se va le dicen en voz baja
que lo sienten y que Félix, Gonzalo e Irene son muy brutos. Cuando Adrián
cuenta a sus padres lo que ha pasado piden urgentemente cita a la directora.
Resolución del caso práctico:
¿Estos hechos pueden considerarse como
acoso?
Sí, estamos ante un caso claro de acoso. En el caso de Adrián nos encontramos con tres características evidentes que nos hace identificar claramente la situación:
- Frecuencia en las agresiones.
- Un claro desequilibrio de poder.
- Intencionalidad clara por parte del agresor.
¿Qué documentos o planes del centro deben contemplar y tener previstas este tipo de conductas?
Los centros educativos deben contemplar estas conductas dentro del Proyecto Educativo. Además, dentro de éste debemos concretar diversas actuaciones dentro del Plan de Convivencia y del Plan de Acción Tutorial (PAT).
Por otro lado, también deberá quedar registrado actuaciones respecto a la convivencia que se deberán concretar dentro del Reglamento de Régimen Interno (RRI).
¿Qué te parecen las reacciones del jefe de estudios y de la tutora?
Respecto a las reacciones, tanto del jefe de estudios como de la tutora, decir que no cumplen con las funciones que deberían desempeñar.
En ambos casos no se investiga nada sobre la situación que está viviendo Adrián hasta el momento en que la familia comienza a insistir. Desde que se conoce el primer indicio tendría que haberse investigado más sobre esta situación para ver lo que realmente esta ocurriendo.
Aunque finalmente la tutora parece que intenta atajar y actuar ante el conflicto, bajo mi punto de vista no lo hace de la manera más correcta posible.
¿Qué medidas educativas y/o disciplinarias podrían activarse ante estos hechos?
Lo primero de todo sería recurrir a la observación directa del conflicto. Desde que se conoce el primer indicio se debería tener una mayor precaución y atención sobre los alumnos de los que se tiene queja. Una vez detectado el problema se pasaría a atajarlo desde la reflexión con todas las partes implicadas intentando llegar a una solución conjunta para que estos hechos no volvieran a presentarse.
Si todo esto no funciona y ya hemos agotado todas las opciones se debería recurrir a activar el Protocolo de Acoso.
¿Qué opinas sobre los comportamientos de los alumnos?
Veo que existe dos tipos de grupos
claramente diferenciados: por un lado encontramos a Félix y los alumnos que se aprovechan
de su actitud y se animan para participar de la misma manera que él, y por otro lado,
el resto de alumnos que simplemente callan al ver la situación que están viviendo
y que posiblemente, por miedo, no comentan nada al profesorado por el temor a
posibles represarías del primer grupo mencionado.
#convivenciaMooc
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